jueves, 17 de abril de 2008

"Una familia de tantas"

Ya que hice un viaje al interior de mis pensamientos y sentimientos, y les mostré un parte de mi, volvamos con el tema del "machismo" y el papel de la mujer mexicana a mediados del siglo pasado.

“Una familia de tantas”, película filmada en 1948 producida por Alejandro Galindo, es un reflejo de una típica familia de esa época.
La familia Cataño es de buen nombre ante la sociedad y por lo tanto hay que luchar por mantenerlo; para esto, el padre de la casa se hará cargo de que todo esté en orden, claro, a través de su imagen de buen macho mexicano. Su esposa, tendrá que obedecer al pie de la letra lo que el señor diga, al igual que las hijas, quiénes ni siquiera pueden hablar delante de su padre.
Como se pudo haber supuesto, la hija mayor no aguantó más y huyó de la casa con su novio en busca de la libertad que siempre le prohibieron; a lo cual Maru, la hija siguiente, tendría que cuidar y jamás pensar en cometer una locura como tal. Pero llegó el día en que un vendedor de aspiradoras apareció en la casa de la familia Cataño y que no imaginaron rompería con el orden tradicional que habían tratado de mantener hasta ese entonces. El joven vendedor se hace fiel amigo de Maru, por supuesto cayendo plenamente a los pies del amor. ¡Pero no! Ni pensar en una cosa así… ¿cómo se lo diría a su padre?

Tras una serie de sucesos de tensión por lo que podría pasar, Roberto decide hablar con el padre de Maru y pedirle su mano, y… hasta cree que el señor Rodrigo Cataño accedería con una sonrisa sin ningún problema, ¡no!, por supuesto que se negó rotundamente, a lo cual los jóvenes se rebelaron y se casaron aún en contra de la decisión del padre.
Ahí se ven quebrantados los sueños de la jovencita de llegar al altar y ser entregada por su padre, pues se casaría sin la presencia de su familia. Triste escena en la que la madre, llorando, está poniéndole el vestido de novia a su hija; sin embargo, no haría nada al respecto, pues ¿cómo ir en contra de la desción de su marido?
Al parecer, al final de la película, la madre logra abrir los ojos al darse cuenta de las consecuencias de la sumisión; tratando de dar un mejor futuro a sus hijos menores, y olvidarse de la vida de sufrimiento y órdenes que le daba su esposo.

Sin duda alguna es una excelente película; maneja la psicología de cada personaje, en cuanto a actitudes y las consecuencias de tales. No niego que la madre logró desesperarme por ese carácter tan abnegado; sin embargo, hay que recordar que esta situación fue real. “Fue…”
Y volvemos a mis preguntas de hace dos temas… ¿en realidad esa situación ha terminado?


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