miércoles, 16 de abril de 2008

"Máscaras Mexicanas"



Hace un rato hablábamos de los mexicanos; intentamos analizar el por qué de su sentimiento de inferioridad y su desvalorización, ahora abarcaremos otros temas también muy característicos de lo que se dice la “personalidad del mexicano”: el machismo, la desconfianza y la mujer sumisa.

En el capítulo de “Máscaras Mexicanas” incluido en el libro “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz habla de esta desconfianza del hombre; comenta que éste se encierra en sí mismo porque es parte de su hombría, ya que el abrirse hacia los demás es símbolo de traición. Y la mujer… Paz hace alusión a aquella sumisa mexicana de mediados del siglo XX, en donde vive cargando la cruz de su marido porque “así tiene que ser”; no es alguien, es un objeto al que se le puede atribuir perdiendo valor gracias a su fama de sentimental.

Ahora bien, se hace referencia a tal estereotipo si recordamos el siglo pasado; sin embargo yo me pregunto ¿esta situación realmente ha cambiado?.

Si recordamos la película “Una familia de tantas” (de la que hablaré con más detalle después), tenemos a la típica familia mexicana en donde la mujer obedece al esposo-quien manda y da órdenes- y depende de él en todos los aspectos, transmitiendo esta misma cultura a sus hijas. Es cierto que esto ha cambiado… pero de cierta forma. Aun me sigo encontrando con familias que viven en esta situación, tristemente. Y tal vez la mujer es mucho más independiente en el aspecto económico, se realiza profesionalmente y logra sus objetivos; más al momento de formar una familia, tal vez ya no tan duro, pero se sigue dando el mismo rol del que hablábamos.

¿Por qué?

¿Por qué si algo está “padre” es porque está genial, y si algo “vale madres” es porque no vale nada?

Sin comentarios…

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