“Las diferencias entre el revoltoso, el rebelde y el revolucionario son muy marcadas. El primero es un espíritu insatisfecho e intrigante, que siembra la confusión; el segundo es aquel que se levanta contra la autoridad, el desobediente o indócil; el revolucionario es el que procura el cambio violento de las instituciones… A pesar de esas diferencias, hay una relación íntima entre las tres palabras. La relación es jerárquica: revuelta vive en el subsuelo del idioma; rebelión es individualista; revolución es palabra intelectual y alude, más que las gestas de un héroe rebelde, a los sacudimientos de los pueblos y a las leyes de la historia.”[1]
En el párrafo anterior, Octavio Paz muestra una clara diferencia entre los conceptos Revolución, Revuelta y Rebelión. El término revolución es utilizado para realizar conquistas sociales y esperanzas de emancipación, pero también debe servir para evaluar la intensidad de una lucha social. Generalmente está lleno de violencia y suele ser de gran trascendencia. La revuelta es una manifestación de un grupo humano de rebeldía, en donde se pretende luchar por algo que desean sea tomado en cuenta, y sin embargo no logra trascender. Y una rebelión pertenece a un grupo mucho menor, incluso puede ser individual o interna. Es una confusión, una lucha interna cuando se está en desacuerdo con algo o alguien, sobre todo, cuando se está en contra de la autoridad y se desea rebelarse ante ella.
“Para que la revuelta cese de ser alboroto y ascienda a la historia propiamente dicha debe transformarse en revolución. Lo mismo sucede con rebelión: los actos del rebelde, por más osados que sean, son gestos estériles si no se apoyan en una doctrina revolucionaria. Desde fines del siglo XVlll la palabra cardinal de la tríada es revolución. Ungida por la luz de la idea, es filosofía en acción, crítica convertida en acto, violencia lúcida. Popular como la revuelta y generosa como la rebelión, las engloba y las guía. La revuelta es la violencia del pueblo; la rebelión, la sublevación solitaria o minoritaria; ambas son espontáneas y ciegas. La revolución es flexión y espontaneidad: una ciencia y un arte.”
[1] Octavio Paz, Corriente alterna, Siglo XXl, 1967, pp. 147-149.
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